Los alumnos de la Facultad de Medicina de Sevilla reflexionan sobre las razones y las emociones que los motivan para estudiar medicina. Se invita a participar en el mismo a estudiantes de otras Facultades de Medicina u otras personas interesadas en participar en el mismo con sus comentarios (Students of the Faculty of Medicine of Seville reflect on the reasons and emotions that motivate them to study medicine. Are invited to participate in the students from other medical schools or other interested persons to participate in it with your comments). (Pablo Bonal Pitz).

¿Y POR QUÉ NO SER MÉDICO?

Días antes de entregar mi matrícula para la universidad, me preguntaba si podría ser médico. No me lo había planteado años antes, nadie en mi familia era médico y la idea me había surgido después de una mala experiencia en el hospital.
Había conocido la enfermedad como algo repentino, incontrolable y desconocida y me había dado cuenta que aún había un gran mundo, bajo la medicina, por descubrir.
Me adentré en la carrera y me fui empapando de conocimientos, unos muy útiles y otros un tanto innecesarios para poner en práctica.Nunca creí en la vocación de ser médico, creo que eso se aprende con los años y uno se da cuenta de que sirve para ello. Es una profesión complicada, tratas con personas, y además la mayoría de las veces son personas enfermas con alguna limitación de su libertad.
Existe mucha teoría en la carrera de medicina, muchos asignaturas que te hacen pensar que ya lo sabes todo sobre determinada materia, pero como decía Sócrates “la verdadera sabiduría es reconocer la propia ignorancia” Eso es un buen requisito para ser buen médico. Reconocer que cada paciente y su enfermedad es un mundo diferente al paciente anterior y que puede sorprendernos en cualquier momento.
En la carrera nos han enseñado que lo más importante de la medicina no se encuentra en los libros sino en la propia experiencia del día a día.El médico debe ser una persona extrovertida, con mucha fuerza de voluntad y paciencia. Tiene que saber empatizar con su paciente e implicarse en la realidad del enfermo, pero sin hacer suyo el dolor del éste, porque no estamos hechos para aguantar tanto dolor.
Me gusta mucho ser médico, porque en estos años he valorado lo que es curar más allá de lo físico, curar metafísicamente, mucho más que lo puramente biológico. El enfermo es más que enfermedad, está dentro de un contexto y tiene una personalidad que le hace afrontar la enfermedad de manera específica y única. Y esto hace al médico que se ponga a prueba cada vez que cambia de paciente.
Por último, creo que un elemento importante para curar es la sonrisa, siempre se ha dicho que cuesta poco pero vale mucho. Yo lo pongo en práctica siempre que puedo, es un requisito importante a la hora de presentarse ante un nuevo paciente. Es un instrumento muy útil en medicina y poco practicado. La enfermedad no debe omitir siempre a la alegría.Decía un médico estadounidense, Patch Adams, que la risa es el único medicamento que cura sin dejar ningún efecto secundario. Esto me hace pensar que muchas veces el buen carácter de un médico es lo que hace mejorar al paciente. A veces la medicina es más sentimiento que ciencia.
Clara.

Printfriendly